jueves, 30 de abril de 2009

QUÉ VES CUANDO LO VES


El mercado manda y muchos artistas obedecen. Otros, en cambio, protestan y reclaman su derecho a expresarse. La polémica no es nueva, pero está levantando temperatura.

E l miércoles 19 de noviembre se dio un debate caliente sobre: ¿Hay una crisis de imagen?, desarrollado por un panel, integrado por Noé, Santoro, Meijide, Doffo y quien escribe - Cedrón-, que atrajo una concurrencia de artistas, que desbordó la sala del Centro Cultural Caras y Caretas. Por su extensión y trascendencia, esta es una primera nota, como el umbral de una serie, mechada con los dichos de los panelistas.
El tema lo disparó la última bienal de San Pablo, que desnudó de obras su pabellón, para satisfacer a su curador Yvo Mesquita, quien decidió concitar la atención internacional sobre la crisis de imagen, y ocupar la bienal en debates entre los proclamados especialistas. Pero como Juan Doffo advirtió: “La imagen desde hace rato que esta en crisis; porque tiene que ver con el poder del primer mundo, que incentiva el consumo rápido, a través de la publicidad”. En esa vorágine de consumo, también señaló: “La imagen artística pierde el aura y se convierte en algo sin sustancia, sin metáfora”. Asimismo relacionó la voracidad consumista con los grandes personajes que son los curadores -instalados desde los noventa- que se plantan como los “teóricos de arte” y manipulan la información, a cerca “de lo que viene, o lo que esta vigente; algo así como las tendencias de moda”. Entretanto, Daniel Santoro, trajo a colación de la propuesta de Mesquita, una reflexión del sueco Daniel Birbaum, curador de la bienal de Turín y de la próxima de Venecia: “No amo el mercado que hace de los museos gestiones de las multinacionales; es hora de regresar a la pintura“. Por eso, contó Santoro, “va a una bienal de Venecia, con el tema “la creación de mundos” a partir de la imagen, a través de la pintura”, o sea: es una vuelta de tuerca, con respecto a la bienal de San Pablo”.
A propósito del vaciamiento de imagen, en nota de Clarín (2006), Gabriela Massuth, directora de programación cultural del Instituto Goethe de Buenos Aires, decía: “El mercado contribuye para que no haya vanguardias artísticas” –y argumentaba las causas-: “No hay manera de combatir el mercado, porque tiene sus propias leyes. Lo único que puede hacerse es crear espacios de producción donde el mercado no influya, en donde el artista pueda pensar libremente y de alguna manera pueda hacer lo que en sus momentos hicieron las vanguardias, que es pensar una probable política y poner al servicio de esa probable política los modos de producción artística. En este momento tenemos muy pocos artistas concentrados en pensar nuevas maneras de articulación social, nuevas maneras de política. Por eso es muy difícil que existan vanguardias”. Claro, las artes requieren que el Estado proteja y estimule esos espacios autónomos. Es que sino continuaremos con “muchas imágenes, ninguna imagen”, como denominó Kart Schewedhelm a un trabajo suyo, ya en los años sesenta, cuando aún no era realidad el color en la tevé, y recién prosperaba el sistema de reproducción masivo de imágenes, y que Yuyo Noé cita como un latiguillo en sus disertaciones.


martes, 28 de abril de 2009

El nudo epistemológico argentino


En su obra de 30 metros de largo, realizada especialmente para la terraza de Malba, y definida por el propio Marcaccio como “pintura ambiental”, el artista trabaja con imágenes de la masacre de Ezeiza del 20 de junio de 1973, fecha en la que Perón vuelve a la Argentina luego de dieciocho años de exilio y lo espera en Ezeiza una gran movilización popular. "El nudo epistemológico argentino", comenta cuando evalúa su selección del tema, "podría situarse entre la masacre de Trelew y Ezeiza. Si pudiéramos revivir esta última, se podría generar algo así como un proceso de desintoxicación. Quiero producir una conexión emocional entre pintura e historia". A tal fin, además de investigar exhaustivamente el acontecimiento histórico-político, utiliza para la mayoría de las imágenes de la pieza fotos de archivo re-actuadas en forma totalmente nueva, a modo de ficciones, en un ambicioso trabajo de reconstrucción fotográfica de imágenes documentales. Busca internarse en los documentos históricos para lograr "una especie de realismo o abstraccionismo social 'desrealizado' en el espacio de fusión de técnicas" (testimonio de Fabián Marcaccio en una conversación telefónica, septiembre 2005). De esta manera, continúa en su línea de utilizar a la pintura como modelo vinculado a la realidad.Expuestas simultáneamente en un afiche enorme y brutal, la obra aspira a producir un efecto de identificación en el espectador, como si fuera un conjunto de escenas de un film. El artista trabaja desde adentro el sentido de cada una de las imágenes en sí mismas y convierte la totalidad en un nuevo universo narrativo, híbrido pero poderoso, diseñando una “pintura compleja”, como él mismo precisa, con el propósito de generar una mirada particular en aquel que la contempla.Ezeiza –no el aeropuerto sino la masacre en que terminó la bienvenida a Perón el 20 de junio de 1973- está ahora subiendo las escaleras mecánicas del museo Malba. En el lugar conocido como “la terraza”, empujando hacia fuera una pesada puerta de vidrio, pasando, bajo la atenta mirada del vigilante, hasta quedar cara a cara con los muertos, el pasto chamuscado, el verdor que prometía, el palco, los bluejeans, Osinde, el brujo, el viejo, camiones que llegan y se van, gente que corre, humo, más muertos. Finalmente, como en un celuloide dañado, ese todo que de inmediato se reconoce como “Ezeiza” – la masacre- se derrite y muere a nivel del piso. Y quien ha mirado, puede al fin pisar –es el deseo del autor de la obra, al menos- “Ezeiza”. Puede al fin, volver sobre la historia argentina y ver, ser, estar en el picnic que terminó en desastre. “Ezeiza”, vía Marcaccio, vio al fin los colores. Las lluviosas imágenes de archivo –Osinde y la metralla, Rucci, el paraguas, el agarrados de los pelos- tienen ahora una puesta en escena única que estetiza sólo hasta donde la clase media argentina lo permitió. Entre el pasto, las zapatillas y los trazos violentos de silicona al óleo, Marcaccio ubicó puntuales mensajes publicitarios de esos días. “Toque Final”, un shampoo, “Ford Falcon un amigo de Fierro”, la foto de un joven Charly García a toda página en Siete Días. El título: “Este loco mata”. ¿Mataron otros, no?A los 42 años, el rosarino Fabián Marcaccio acaba de entrar definitivamente en la historia del arte argentino con esto que denomina “Paintant” y que es un híbrido de fotografía, escultura, arte digital, pintura, instalación, cine y teatro. De dimensiones murales –treinta metros de largo-, la obra de Marcaccio remite más a los legendarios panoramas de fines del siglo XIX. Pero ni los murales ni los panoramas se deshacen como este “Paintant” (traducción posible: pintante) de Marcaccio que del plano pasa al volumen derretido sobre sí mismo, en un final tan angustiante como el de aquella tarde.Y funde su compleja idea de Ezeiza como “nudo epistemológico” con el físico y directo nudo en la garganta.Las escenas de Ezeiza le llegaron, le siguen llegando, a Marcaccio a través de los medios. Es un fantasma de una parte de su vida que decidió traer al presente.”Para mí es un agujero donde colisionó un posible futuro. Se produjo una gran velocidad en esos días y se condensó una caída de imaginarios que va más allá de la lucha de izquierda y derecha del peronismo. Mi pregunta era ¿qué puede dar una pintura estática al respecto?”-Entonces…-Hay un espacio afectivo al que ningún escritorio o investigador puede llegar. Los procesos históricos se condensan en años y años y da la sensación de que ningún tipo de video, del libro de filme puede dar cuenta. Yo presento un hecho suspendido, de la forma más salvaje y menos dirigida posible. En vez de cercenar y petrificar la imagen aparece una combustión que no está terminada.Dice todo esto Marcaccio que puede pasar horas hablando de “Ezeiza”, desde Nueva York, días después de haber dejado inaugurado este híbrido que –además de todo lo dicho- cruza transversalmente todas las discusiones. Si hay un mural sobre la vida reciente de los argentinos que merezca conservarse y exhibirse es definitivamente éste. Si es bello o no, carece de absoluta importancia. Si es o no pintura, lo mismo. Aquí está el “Paintant” como una marca del arte contemporáneo argentino diciendo tantísimo más que toneladas decatálogos, estableciendo una conexión política entre la obra, el observador y la estructura del arte mucho más profunda que el detritus del arte conceptual vuelto a la trinchera, default mediante.

lunes, 27 de abril de 2009

Apuntes sobre el realismo mágico en América







A la izquierda: Una tinta mía -soy Aníbal Cedrón-, que realicé este año (2009)





Es una nota breve, sin revisión que tenía como apunte para las notas que publico en Caras y Caretas.




Existe una América que no esta al oriente ni al occidente, ni al sur, boca abajo como en los mapamundi. Al pensar en nuestra realidad americana desde la actualidad, no sólo es necesario tener en cuenta nuestros conocimientos, creencias y deseos sobre ella, sino, también lo que pretendieron de América sus conquistadores, colonizadores y sustentadores del poder en lo países llamados “centrales”. La cultura europea lo refleja muy tempranamente. Desde el célebre libro de Tomás Moro “Utopía” (15169, “La Nueva Atlántida” de Bacon (1627), Rousseau, Voltaire, Chateaubriand y tantos más, que vieron en América un espejo de fascinación y encantamiento. La distancia, el ida y vuelta de los viajeros, contribuía aún más a esta visión predominantemente idílica o interesada.Renacentistas, utopistas, románticos, cientificistas, positivistas, agnósticos, librepensadores, surrealistas, casi sin distinción de ismos afectivos e ideológicos, los europeos encontraron en América ese arquetipo de la modernidad capaz de crear, entre dualidades múltiples, un mundo posible-imposible.La estética de la modernidad que se afirma en los románticos huyendo de lo real gracias al impulso de la imaginación creadora, encuentra en América –tierra por excelencia de dualidades y duplicidades- una doble encarnación. Por un lado, alimenta la utopía europea; por el otro, alienta para los americanos una evasión de su realidad. Esto es tan evidente, en ambos casos, que la lectura que se hace en los dos continentes aún de los textos y las obras realistas y naturalistas no puede salirse del marco del realismo mágico o de lo real maravilloso. Es un europeo, Franz Roh el creador del término realismo mágico empleado por él en 1925 y adoptado enseguida como divisa de la estética americana. Lo real maravilloso es creación de un americano, el cubano Alejo Carpentier y data de 1949. Lo refiere a su estadía en Haití: “A cada paso hallaba lo real maravilloso pero pensaba, además, que esa presencia y vigencia de lo real maravilloso no era privilegio único de Haití, sino patrimonio de la América entera”.

domingo, 26 de abril de 2009

De cómo auguraba el 2009.


En el dibujo mío, que pueden ver, me represento a Mister Mercado. Ese señor es el ídolo de esa Casa de Pompas fúnebres, como es la teología neoliberal que declaro el fin de la historia, el fin de la ideología, el fin de los conflictos sociales, y hasta el fin de la pintura. Gozó de la más suprema libertad en Estados Unidos -paradigma del capitalismo- y fue respaldado desde los años noventa, por el ahora abuelo Alan Greenspan (1926), que fue el gobernador del Federal Reserve System, el banco central de los Estados Unidos, que se fundó el 6 de marzo de 1929 en New York. Por eso, no se está yendo un año cualquiera. Este 2008 será recordado en todo el mundo, y por mucho tiempo, como lo fue aquel mitológico derrumbe financiero de 1929, y lo vamos a recordar, porque esta nueva crisis mundial, otra vez la pagaremos los pueblos, los trabajadores, los pobres e indigentes, y morirán miles de niños de hambre…

Frente al relato neoliberal, convoco para el 2009 a recuperar el país, con un modelo nacional y popular, con una justa distribución de la riqueza, inserto en la Patria Grande que debe ser el UNASUR, para no repetir los esquemas neoliberales, y recordando el pasado de la dictadura de Videla y de Martínez de Hoz, creadora de las patrias, financiera, contratista, sindical y empresaria, la sociedad corporativa que hoy todavía padecemos, y que tuvo continuidad en la década del noventa, para conducirnos a la crisis del 2001.

Felices fiestas a todos y fuerzas en lo personal para enfrentar los desafíos del 2009. Por la paz, por la justicia social.
Saludos Aníbal Cedrón.

El significado del término SURVERSIÖN.

SURVERSIÓN es un sitio para pensar sobre el lenguaje, en especial el arte visual del plano, como es la pintura. Pero el término posee un significado político y cultural más amplio, al cual subordino el nombre del sitio,no para diluir su especificidad temática, sino para profundizar desde la comprensión amplia del universo social, en que desenvolvemos nuestra labor artística. Por éso , me detengo a definir el nombre de surversión y a pensar sobre la cultura predominante.




Para mí, surversión representa subvertir el punto de vista para pensar el destino colectivo y personal como sudamericanos. Fue un término que inventé a mediados de los noventa, cuando tras el fracaso del socialismo real y la desintegración de la URSS, el triunfo capitalista y la globalización financiera -motorizada por el consenso de Washington (1980)- cundió la mentalidad de enterradores , que declaraba el fin de la historia, el fin de las ideologías, y el fin de la conflictividad social. Este triunfo por sobre el fracaso económico soviético, fue un triunfo cultural e ideológico.




Henry Kissinger escribió por 1992, a cerca de las razones del triunfo capitalista: en primer lugar, la hegemonía norteamericana sobre los medios comunicacionales , los medios audio visuales, la producción televisiva y cinematográfica, o en general de los sistemas de reproducción masivos audio visuales.


En segundo lugar, del lenguaje musical y hasta de los gustos culinarios o por determinadas prendas textiles. Así se imponía una cultura uniformizadora y consumista, que se globalizaba para someter las culturas locales. De modo tal que en el planeta parecía abierta una casa de pompas fúnebres, que envasaba en ataúdes - apenas nacían- las ideas y proyectos que representaban lo nuevo. En la amalgama de tantas sombras, se extendía el escepticismo y la resignación en el pensamiento humanista y socialista, sobre la capacidad política para transformar la sociedad humana, al punto de neutralizar el lenguaje y borrar la palabra más activa del habla que es revolución.




También la victoria del imperialismo norteamericano suponía la desintegración de naciones y pueblos; así bajo la mal llamada globalización se conformaron más de 85 países nuevos. En verdad, se debilitaban los Estados nacionales, la autodeterminación de los pueblos, y la cooperación solidaria entre los países, para imponer un nuevo orden internacional, de opresión imperialista. Así los países más débiles y pobres, estaban obligados por el gran capital financiero, a endeudarse con los bancos de los países centrales y a pagar la voracidad capitalista, siguiendo las recetas de los organismos internacionales como el FMI. Lo que era posible por una cultura de la dependencia, que es para ciertos intelectuales y economistas argentinos o latinoamericanos, como una suerte de síndrome de Down.




Por otra parte, la cultura dominante nutrida por el capitalismo financiero, es una cultura exhultante del irracionalismo, de muerte y anomia, en cuanto a fomentar no sólo la destrucción de conocimientos, saberes y valores civilizatorios y solidarios que hacen a la condición humana, sino de los lenguajes que articulan el pensamiento y la imaginación, resultado de miles de años de historia.




Es que el capital financiero, como actualmente lo evidencia la crisis económica mundial -originada en la bolsa newyorkina de Wall Street- es la forma más improductiva y especulativa del capital. Karl Marx fue el primero en advertir la prominencia del capital financiero , porque el capitalismo tendía a buscar la forma más fácil y rápida de reproducirse, que fue lo que orientó el Consejo de Washington para expandir el capitalismo desde el financiero. Claro que, como también advirtió Marx, la dirección del desarrollo capitalista escapaba a la voluntad de los capitalistas. Esto hace también a generar incertidumbre sobre el futuro social, pero especialmente a la cultura de anomia predominante, porque la misma es el reflejo de las especulaciones financieras como las que se viven en el centro mundial de Wall Street. Es que los valores inflados de las hipotecas y luego de los llamados comodities -entre ellos la soja- son valores teológicos como los llamaba Marx a los precios que se imponían en la comercialización de los bienes de consumo. Por éso a propósito de la "burbuja financiera" en la bolsa newyorkina, me permito como dibujante artístico descubrir la mayor expresión del dibujo abstracto, por el dibujo de los balances balances bancarios y empresarios presentados en Wall Street.




En esta cultura e irracionalismo predominante, no se puede soslayar la destrucción del medio ambiente o de la naturaleza que provoca la voracidad capitalista. En paralelo, la guerra como perspectiva permanente, para extender geopolíticamente el Imperio, para satisfacer la voracidad del complejo industrial militar y petroquímico estadounidense, para controlar los recursos naturales y energéticos, desde los Balcanes a Medio Oriente o al Cáucaso. También las guerras estimuladas por el colonialismo, entre etnias inventadas y religiosas, como en Bosnia y Sarajevo -la ciudad de los cuarteles de la resistencia al nazismo, conducida por Tito-, el genocidio en Ruanda -resultado del feroz colonialismo holandes- o de los kurdos en el Irak de un Sadam armado por el imperio norteamericano, o el terrorismo de los talibanes - ex caballeros de la libertad en Afganistán-, y Bin Laden, ex agente de la CIA.




Todo ello se consuma bajo la teología neoliberal que fundamenta la subordinación de los Estados nacionales a la "libertad de mercado" o la "mano invisible de Dios", y su no intervención. En un mundo en que se impone la fuerza por sobre la razón, la hegemonía imperialista, este neoliberalismo justifica la intervención militar y la guerra de conquista en nombre de los valores de la libertad y la democracia, como ayer el colonialismo se amparaba en nombre de los valores civilizatorios .




Como artista debo manifestar mi indignación y rebeldía frente a la teología y fundamentalismo neoliberal que orienta el mercado de arte, y que encubre en una supuesta "autonomía" del arte y libertad creativa.




Mientras en los noventa, el proclamado "fin de la historia" sugería la desaparición del conflicto social, y por lo tanto de la presión histórica y política sobre el artista; ahora una suerte de neopositivismo, alienta el individualismo y el apoliticismo entre los artistas, porque -como diría Eric Hochsbaum- al fracaso del socialismo se suma la quiebra capitalista, que alimenta el escepticismo político y cultural sobre la sociedad humana, al cual ya me referí, y la irrativilidad tan portoargentina, por la frustración personal de no alcanzar el éxito comercial o la gran zanahoria que ofrece el mercado y consumir la mentida libertad del artista. Lo peor es el plano inclinado por el deterioro social que en lo ideológico arrastra hacia un neofacismo populista y donde las voces que autorizan los oligopolios mediáticos son los "famosos" de la pantalla televisiva: integrantes de una farándula de ratas monstruosas con piel humana.